Crítica feroz de actualidad, política y medios.

jueves, 22 de agosto de 2013

Llamazares y Pradera, carroñeros de buen rollo.






  Ayer publicaba en su blog Arcadi Espada una selección de opiniones de twitteros a raíz del accidente de la Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. Impresionan las muestras de saña y odio furioso, los ladridos de la jauría. Impresionan pero no sorprenden, porque quienes se alegran del accidente y lamentan el estado de la motocicleta y no el de la "hijaputa" (sic) que permanece hospitalizada en estado grave, son los habituales abanderados de la solidaridad, el pacifismo y la fraternidad universal. 

  Como suele suceder en las lapidaciones y en los autos de fe, los más miserables y mezquinos de los asistentes tratan de sobresalir de entre la turba arrojando la primera piedra o arrimando la antorcha a la pira, no vaya a ser que alguien ponga en duda su fervor inquisitorial; en este caso tenemos dos buenos ejemplos en Máximo Pradera y Gaspar Llamazares.

   El nieto de Sánchez Mazas, en su papel, dice que no se alegra (quién lo diría) y que son los fachas cavernarios quienes le critican por decir cosas como: "Es como si la propia Caverna necesitara que Cifuentes saliera tocada del accidente, para poder exhibir su primer mártir de la Cruzada Pepera", y: "Llamazares, Doc, qué bien le han sentado las vacaciones. Le veo otra vez con el bate de béisbol en la mano... como debe ser." Todo muy ingenioso y deportivo, como se aprecia por la alusión al béisbol; los genes no se diluyen fácilmente.

  Del doctor Llamazares ya sabíamos que era tonto, aunque no se le pueda echar a él toda la culpa; quizá nació con el cordón umbilical arrollado al cuello, circunstancia que habría dificultado el aporte de oxígeno al cerebro; o tal vez padezca  un deterioro neuronal sobrevenido; de cualquier manera no le creíamos tan mezquino como para aprovechar el accidente de una adversaria política para meter a calzador su "peor valoración de la vulneración de derechos en Madrid" (donde al parecer no se dan las mínimas garantías jurídicas, al contrario de lo que sucede en Cuba donde, como el insigne galeno pudo constatar durante sus estudios, se vulneran solo unos pocos); o como para recordar -muy al caso- que "la austeridad, los recortes y las privatizaciones matan", recomendando de paso el libro de Stukler y Sanjay "La austeridad mata", de cuya lectura parece haber obtenido muy buen provecho a juzgar por su declaración de bienes.

  No vale la pena imaginar la que se habría armado si el accidentado hubiera sido uno de estos tribunos de la plebe, y cualquiera de sus oponentes quien se hubiera sumado al linchamiento de una forma tan rastrera. Como mínimo, los portavoces del resto de los partidos interrumpirían sus merecidas vacaciones para exigir retractaciones públicas y dimisiones inmediatas. Pero no a éstos; a uno le protege su condición de irreprochable humorista-de-buen-rollo-progre; al otro, la intocable dignidad que emana de sus cargos y sinecuras,  la misma dignidad que niega a sus contrincantes, especialmente si tienen alguna dificultad para defenderse desde una UCI. ¡Quién le manda andar en moto!
  

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